Que susto da ver la calidad de parlamentarios que "nos representan a todos" en esta maravillosa (y Dios guarde para siempre) República Bolivariana de Venezuela, los que con una magistral elocuencia, serenidad de un Primer Ministro Inglés y la etiqueta de un Diplomático de Carrera, hacen gala de un discurso digno de ser escuchado en los más diversos escenarios del mundo político, allí donde se debaten los asuntos cruciales para la armónica convivencia de la sociedad global, tales como el Parlamento Latinoamericano, la OEA, la ONU, el Euro Parlamento, o, como lo fue en este caso, el Parlamento del MERCOSUR.
Francamente no se imaginan el susto que me causó, oir y ver vía satélite a la ilustrísima y todapoderosa Diputada Desiré Santos Amaral, defendiendo al Estado venezolano de los intentos de esa "cuerda de ladrones" (los inhabilitados políticos) de malponer ante el mundo al gobierno más democrático de la historia universal contemporánea: el del Imperator, Comandante en Jefe, Padre del Socialismo del Siglo XXI (sea lo que sea)... Hugo Rafael.
Estén donde estén (y si allí llegan las señales televisivas) me imagino la rochela que habrán armado los extintos ex Diputados y Senadores de la otrora Cuarta República (que chichón con eso) y los que aún sobreviven, quienes como buenos venezolanos (que de todo hacemos guasa) se reirían hasta la saciedad del espectáculo de la Santos Amaral con el Leopoldo López.
Ella, insistiendo en el golpismo del segundo de manera desaforada, casi al borde del ahogo, del colapso nervioso. Mientras que él, desde la otra esquina, replicaba a las exclamaciones de la primera: "mentira, mentira", "mentirosa, mentirosa"; todo ello para el deleite de la prensa internacional que en extasis se daban un banquete con aquel show mediático.
Como niños de edad preescolar, qienes entablan discusiones por aquello de "tú me tocaste" o "no me mires, deja de mirarme", cuando fue el turno del Alcalde de Chacao para hablar ante los micrófonos, la Vicepresidenta de la Asamblea Nacional seguía dando lecos: "Golpista, golpista!!" y el le pedia "deja el saboteo" a lo que ella respondía "Tú también me saboteaste cuando estaba hablando".
En fin, verdadera "política de hartura". Entre dimes y diretes continuaba la discusión allá en las afueras del Parlamento del Mercosur, instancia que tendrá que aburrirse con los pleitos domésticos de los venezolanos para entonces fijar una posición, que para bien o para mal (dependiendo del ojo de cada quien) no surtira ningún otro efecto distinto al que han surtido las múltiples denuncias que por otros casos se han realizado en contra del Gobierno de Hugo por la violación de derechos humanos.
Hay que dejar de escuchar y hablar paja. La única acción a la que estos "socialistas de pacotilla" le temen es que todos nos movilicemos a votar. Cuantas veces sea necesario, salgamos a votar. Este régimen tiene sus días contados desde que dijimos NO A LA REFORMA CONSTITUCIONAL.
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